La búsqueda

Muy trabajosa.



Y tan bonita como siempre.

Una mañana gélida.

Santi a por el floater. Foto: Cristina Montero.



Tino de mañaneo, golpeando duro y donde más duele. Foto: Cristina Montero.



Un servidor, no sólo de longboard vive el hombre. Foto: Cristina Montero.

 

Perder el tiempo

 Ocultar por completo una tabla de casi tres metros no es tarea fácil.



 Un tablonaco para esconder, disponible en ultramarinos.

 

Son muchas las olas desperdiciadas, las horas dedicadas y los días invertidos. Innumerables las caídas de camino a la punta intentando esconder el tablón.

 


Todo para disfrutar de un pequeño instante, unos segundos fugaces en los que te das cuenta que compensa haber perdido el tiempo.

Foto: Tablón Iron Mountain.



El secreto para permanecer en la punta, suele guardarlo la cola.

Foto: Quillas Karma. 
 


Todas las fotografías, obra maestra del fotógrafo Juan Ruiz, local de Maniños.

Tan cerca y qué poco.

Recuerdo varios baños en esta playa, todos en el margen derecho de misma,  olas difíciles en forma de cuña a las que me costaba mucho entrarles con la tabla. Estos recuerdos se remontan a los años 2003-2004, época en la que estudiaba en Coruña.



Más tarde, mi buen amigo Kiko que se encontraba tirando bloques de hormigón al mar para construir la magnifica ola artificial de Sabón, me comentaba que en los parones del trabajo al mediodía se acercaba muchas veces a esta playa para surfear sus olas.



Kiko siempre me hablaba de la zona central de la playa, una zona en la que yo nunca había surfeado, pero coincidía conmigo en la fuerza y consistencia que tenían las orilleras. Le tenía especial cariño a esta playa porque le había arreglado muchos días.

 

Cuatro años más tarde me he vuelto a reencontrar con sus olas y esta vez en la zona central de la playa. Kiko tenía razón,  la primera vez que me doy un baño alli, tan cerca y qué poco.