26 de octubre de 2015

Viajamos a Portugal pero nunca llegamos. Parte 8.


Ser socorrista en las playas gallegas no es para nada fácil, nuestra costa es expuesta y todos saben que el mar arremete con fuerza en esta zona. Además los gallegos tenemos fama de trabajadores. 

Con estos dos factores, tu curriculum será valorado muy positivamente si vas a buscar trabajo de socorrista a cualquier zona de veraneo. La unión de las palabras "socorrista" y "gallego" es una combinación casi infalible cuando hablamos de la seguridad en el mar.

Foto: Socorristas en Las Landas, siempre atentos.
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A mi llegada a Las Landas me llamó mucho la antención la cantidad de zonas donde se acumula arena y rompen buenas olas. Por consiguiente entre cada banco de arena también se forman zonas de fuertes corrientes.



Había un pico cada 100 metros y por lo tanto también había una corriente a cada uno de los lados de ese pico. Es decir, dos corrientes bien marcadas y fuertes cada 100 metros.

Foto: En cuanto sube la marea, las zonas marcadas de color amarillo entre los bancos de arena se transforman en fuertes corrientes. Fabulosas cintas transportadoras hacia mar adentro.



Algunos de los bañistas locales son gente experimentada, grandes nadadores y buenos conocedores de las orilleras.

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Por desgracia, en pleno agosto, el número de guiris desaprensivos supera con creces al número de personas que saben dónde están y qué es lo que hacen.

Los recates se suceden a cada minuto y los socorristas son auténticos profesionales. Destacan por el dominio del mar como en pocos sitios había visto antes.

Foto:  Socorrista con aletas y flopi, una máquina capaz de salvar muchas vidas en una tarde. 

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Los recates se suceden continuamente y las orilleras hacen que entrar y salir sea una auténtica odisea. Los rescates además de complicados son realmente espectaculares.


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En definitiva, si hablamos de socorristas gallegos o de socorristas de Las Landas, estamos hablando de buenos profesionales.
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