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2 de septiembre de 2020

Cada uno en su sitio


No había el nivel, ni la técnica, ni la calidad para probarte.

 Y mucho menos el valor. 

 



1 de febrero de 2020

La búsqueda. Tan bonita como siempre.



Cuando se realiza en solitario suele ser mucho más dura para tu espalda, pero también mucho más gratificante emocionalmente.

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Donde fueres, haz lo que vieres.
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25 de marzo de 2019

Las Banyaks y los paisajes que nunca olvidaré.



Entre todos los paisajes que tengo en la memoria, me quedo los subacuáticos. Me podría pasar horas y horas embobado mirando la vida y los colores de esos arrecifes de coral.

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No quiero quitarle mérito a los días de sol y buenas olas. Realmente son días muy felices para un grupo de surfistas.

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Son días para el recuerdo en los que te vas a la cama pensando que ojalá todos los días de tu vida fuesen así de sencillos. Surfear con un puñado de amigos mientras ves la vida pasar en un mar que parece aceite.

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Pero el viento no siempre sopla a tu favor. Hubiese sido penoso irse de Indonesia en época de lluvias sin saber lo que es una buena tormenta tropical.

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Sin duda, es en esos días oscuros y de olas malas cuando vas a poder comprobar si tus compañeros de viaje son los adecuados.

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Después de 10 días en los que no existía el tiempo ni la prisa tocaba volver a la realidad. Volver a la jungla de personas, edificios y coches.
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12 de marzo de 2019

Las Banyaks y sus olas.



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Son olas difíciles de definir y más complicado es explicar con palabras lo que se siente cuando te das un baño solitario al otro lado del mundo con tus amigos. 

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Animando al que está cogiendo la ola o comentando la última que has pillado mientras remontas.

Foto: Pablo en la pastelería...a por otro caramelo.
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Remi fue el que más veces intentó definir las olas de Banyak. 

Volvía al pico completamente poseído por la adrenalina y trataba de explicarnos las diferentes secciones que le había regalado su última ola. Las risas estaban aseguradas.

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Su cara lo decía todo….luego empezaba con sus comentarios y sus gestos tratando de explicar la forma de la ola…transmitiendo todo su júbilo a los demás.

Foto: El azul turquesa se convertía en verde esmeralda para dar paso al amarillo oro a medida que el sol se ponía.
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Foto: Remi, de camino a sentir todo eso que luego no sabía expresar con palabras.
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Foto: Pablo en otra golosina.
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No se me olvidará nunca aquella mañana en la que estuve con Remi surfeando mano a mano una izquierda en la que él iba de cara.

Surfeábamos por turnos pero tuve que dejar pasar varias porque la risa me impedía remar. Se puso malo…o bueno…ya no lo sé,  qué bien lo pasamos!!!

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28 de febrero de 2019

Las Banyaks. El campamento base.



Con las primeras luces del día pudimos ver la inmensidad de la bahía que nos rodeaba, protegiéndonos del mar y del viento.

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Los porches de dos cabañas flotantes y el pantalán que las unían serían nuestro hogar durante los próximos diez días.


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El único sonido era el del mar, perturbado en ocasiones por los aullidos de los monos desde la orilla. Un lugar que siempre tendremos grabado.

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20 de febrero de 2019

Las Banyak: Lo importante es llegar.



Un viaje empieza normalmente mucho antes de ponerte en marcha. Cuando empiezas a pensar en algún destino ya estás viajando mentalmente. Soñar es gratis.

Luego empiezas a recopilar información, a pensar en cómo llegar, dónde quedarte, qué visitar…y cuanto más complejo es el viaje, mayores suelen ser los preparativos.

En nuestra mente estaba Indonesia, concretamente las Islas Banyak. Unos buenos preparativos en este tipo de viaje son básicos.

El buen tiempo que tuvimos en casa durante los meses de septiembre y octubre acompañado de buenas olas nos hizo descuidar bastante estos preparativos.

A pocos días de emprender el viaje nos trasladaban otra mala noticia, el barco que nos iba a transportar en las Banyak se había quedado a la deriva como consecuencia de una avería mecánica.

Tras ser rescatado y examinado, las piezas necesarias para su reparación no llegarían a tiempo. No había barco.

Lo único que estaba claro eran los vuelos.  Bueno, ni eso. También hubo variaciones de última hora en los mismos y en las escalas. En fin, aquello pintaba feo, pero el día de verdad había llegado, tocaba ponerse en marcha  a ver si nos acompañaba la suerte y conseguíamos llegar a Medan con nuestras tablas.

El primer paso resultó complicado. Los preparativos habían sido tan nefastos que no teníamos ni cinchas para poder llegar al aeropuerto de partida en España con nuestras tablas.

Ibai, nuestro salvador, que apareció con unas buenas cinchas.
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Nos faltaba seguridad, pero nos sobraban ganas. La tensión se palpaba en cada escala del viaje, en la que celebrábamos la llegada de las tablas como se merecía.

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Las escalas de Frankfurt, Zurich, Singapur y finalmente Medan se fueron sucediendo.

Mikeldi uno de los integrantes clave del viaje, siempre positivo.
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A partir de Medan empezaba el verdadero viaje. En el que soñar no es gratis, es verdad.

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Atravesar la isla de Sumatra sabíamos que no iba a ser fácil, por delante 10 horas de coche durante la noche que salieron bien de milagro. Sumatra en época de lluvias no nos lo puso fácil.

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Llegamos al embarcadero a primera hora de la mañana para evitar que nos pillase la noche en la travesía de  9 horas por mar.

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El barco salíó más tarde de lo previsto como consecuencia de la mala mar, ese retraso hizo que nos pillase la noche en el último tramo de la navegación, se hizo dura.

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Finalmente llegamos a nuestro destino, sin poder ver absolutamente nada. Sin saber siquiera dónde estábamos.

Tocaba esperar hasta el amanecer del día siguiente. Como en todo viaje. Lo importante es llegar.