El traje a secar encima de unos tojos empezaba moverse con el viento, insinuando que estaba medio seco y listo para el segundo baño del día.
Era la hora del bocata, mientras miraba como el agua comenzaba a llegar a esos cantos rodados que parecen ajenos a la ola del fondo.
Dentro de muchos años esas piedras serán arena que cuando se coloque en su sitio volverá a formar olas hasta la orilla. Esas olas serán para otros.
Tras dejar el bocata a un lado, seguí los consejos de mi traje y volví a ese líquido que muchos ven frio y otros turquesa.
La tabla de Darryl
Hace 1 mes
2 comentarios:
Tranquilidad al fin y al cabo...
TABAS BEN ABRIJAO AI NA ESKINIÑA E LAMPANTIN,ANDABAS Á RAIOLA!JAJA .NOTASE K ES GRAN COÑECEDOR DO TERREO JAJAJA
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