Decidí seguir bajando por la costa hasta Ericeira para montar el campamento base en Ribeira d'ilhas, una playa que para mi plan de viaje era perfecta.

Unas instalaciones con aseos y duchas al servicio de los surfistas.

Un mirador desde el que disfrutar los atardeceres y controlar varios picos cercanos.

Una señal que te obliga a cumplir la ley.

Si existe una ley también existe una trampa y en este caso la trampa está justo en el mismo sitio que la ley.

Parece de chiste, pero es así. Ese camino de tierra me salvó la vida.

Esta vez me tocó surfearlo mucho más pequeño que otras veces.

La última sección de la ola, para mi gusto, la más divertida.

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