18 de marzo de 2018

La Navidad



Un sonido estridente, repetitivo y agudo te sobresalta.

De un manotazo seco apagas el despertador.

06:30 A.M.  25-12-2017. Hoy es Navidad.

Comienza la lucha entre dos fuerzas opuestas.

La primera de ellas impide que despegues tu espalda de la cama, te obliga a quedarte allí calentito y continuar durmiendo. Puede llegar a ser muy potente. Poderosa como pocas. Se llama pereza.

La otra, impide que vuelvas a conciliar el sueño aunque sigas tumbado. Te pone nervioso y no deja que tu pulso se vuelva a relajar ni que tus ojos se cierren de nuevo. Se llama motivación.

Por suerte, tu preferida, ha vuelto a ganar la batalla.

Te lavas la cara y percibes que no tienes ganas de desayunar. Tu estómago sigue lleno de la cena de Nochebuena.

Al salir al patio te encuentras con tus dos amigos inseparables. Han madrugado más que tú. La humedad y el frío helador te acompañan, han venido para quedarse. Gracias a ellos tu traje sigue empapado.

Una vez en el coche se suceden las curvas. Con la calefacción alta y una canción apropiada, la pereza se sigue debilitando.

Al llegar a la playa compruebas que te has precipitado. Has ganado tiempo por no desayunar, pero no sirve de nada, es demasiado de noche.

Apagas el coche y la oscuridad es total. El cielo está completamente nublado. Ni rastro de las estrellas y la luna. ¿Qué hago aquí?.

La batalla entre las dos fuerzas se pone de nuevo interesante.

Por suerte, la claridad empieza a ocupar el lugar de la noche. Poco a poco el paisaje se va iluminando. Tus ojos bien abiertos y tu pulso alto. Con las primeras luces del día, podrás saber si Papa Noel existe.

A partir de ahora, la motivación conduce sola.

 00



 22



 11


33

Juan, necesitaba la energía de aquella mañana como pocos.
44

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pura poesía...

Jorge.

Néstor dijo...

Me he pasado un poco.

Ha sido una entrada, demasiado de mi estilo.

Saludos Jorge