Algunas de ellas no pueden faltar dentro del capacho. Los tapones, para mi imprescindibles.
Los escarpines también lo son, me han salvado de muchos catarros, resfriados y escalofrios, sobretodo si después del baño tienes que volver al curro directo sin pasar antes por una ducha de agua caliente.
Tengo que admitir que mi mentalidad gañana y muy ferrolana siempre me incita a no limpiar la parafina de las tablas, a no endulzar el traje, a llevar sudaderas con capucha y muchas otras manías que me vienen persiguiendo de siempre, de antiguo. Como por ejemplo los prismáticos, mucho más importantes de lo que pueden parecer.
La toalla de playa cutre con un fuerte olor a humedad era un clásico en el maletero del coche y siempre fuí un poco reticente a utilizar aquellla novedad con forma de albornoz que muchos llamaban poncho.
Tras probarlo, sólo puedo recomendar una cosa. Si no lo tienes, pon un
poncho en tu vida.
Foto: Cosas de invierno.
3 comentarios:
Que grande que eres Néstor, saludos mirandeses...
Jorge
Gracias a esos rojillos de aquende!!!
Saludos Jorge
Jeeee
Jorge
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