28 de septiembre de 2016
Escapada a Francia. Parte III. El dominio de las bombas.
Entre baño y baño, siempre buscaba la zona de la playa donde caían las olas más brutas y más secas.
Foto: Mirar el grosor del labio es algo importante antes de subirle.
Revolcones de escándalo, varias tablas rotas, muchas leches y alguna que otra ola buena. Desde la toalla, el espectáculo estaba asegurado.
Foto: Una de las buenas.
Foto: Me encantaría ver esa foto acuática.
Las olas rompen a escasos metros de la orilla completamente huecas. La mayoría de los bañistas se limitan a mojarse hasta las rodillas en una zona habilitada para ello y vigilada por los socorristas.
Los asiduos a estas playas son conocedores de la potencia del mar en esta zona, las olas empujan con fuerza y las corrientes laterales a ambos lados de cada pico vacían agua de forma constante.
Pocos son los que se aventuran a desafiar al mar en estas condiciones sin tener experiencia, el sonido de las olas al romper intimida a la mayoría de inexpertos.
Por otro lado existe entre los locales un gran dominio de las orilleras, son conscientes de la fuerza que tienen esas olas y han aprendido a dominarlas.
Esa cultura de saber adaptarse a la fuerza de las olas también la han adquirido muchos bañistas, los cuales se han convertido en lobos de mar. Grandes nadadores que dominan a la perfección las corrientes y la fuerza de estas olas con la única ayuda de unas aletas.
Foto: A pelo.
A estos maestros del mar, los socorristas les permiten bañarse en cualquier zona de la playa y es un auténtico espectáculo verles. Hay que estar en muy buena forma física para aguantar una horita entre estas olas y sus corrientes con la única ayuda de unas aletas.
Foto: No es lo mismo verlo que estar allí y hacerlo. Auténticos lobos de mar.
Los socorristas deben de sentir una gran tranquilidad sabiendo que en la playa están rodeados de toda esta calaña.
Foto: Boooomba vaaaa!!
25 de septiembre de 2016
Escapada a Francia. Parte II. La arena.
Los días siguientes el mar fue bajando de tamaño poco a poco y decidimos subir hasta Le Penon para disfrutar de las playas de arena.
Llegamos por la tarde y el viento estaba cruzado, algo bastante normal a partir del mediodía. A pesar de eso, las olas eran más que aprovechables.
Por poco tamaño que tengan, las orilleras siempre tienen fuerza y dan mucho juego.
Ya habíamos visto la zona con la marea alta y sirvió para hacernos una idea de cual era el sitio bueno.
Al día siguiente tocaba madrugar para ver los picos con viento perfecto y la marea baja. Con esas dos visuales la zona quedaría controlada para el resto de los días.
Pegarse los madrugones en esta zona de la costa es algo básico, a las 7 de la mañana las cosas ya estaban claras.
Primeras horas del día, todas por el sitio.
Madrugones que valen la pena.
Marinolandia, abierto hoy, ofrece diversión y entretenimiento.
21 de septiembre de 2016
Escapada a Francia. Parte I. La piedra.
A pesar de las ganas que tenía de volver a recorrer la costa portuguesa, las predicciones jugaban en nuestra contra y tocaba cambiar de planes otro año más.
Los Intermarché, los E.Leclerc y el Carrefour serían un año más, nuestros mejores aliados.
Tras cruzar la frontera nuestra primera parada fue Biarritz, donde las playas de la ciudad empezaban a desfasarse, así que era el momento de parar y no subir más por la costa francesa.
Si la arena estaba pasada, tocaba recurrir a los picos de piedra de la zona.
Tras afincarnos en el Camping decidimos mientras atardecía dar un paseo por Biarritz, donde nos encontramos a Cris y a Pedro. Ellos ya terminaban su viaje y nos confirmaron que los picos de piedra estaban funcionando.
Una ola que lleva mucha agua, da gusto bajarse esas paredes.
La gente como siempre, esperando la grande. Mi sitio lo tenía claro.
Nunca me canso de decirlo, pero meter una tabla con algo de volumen extra en el maletero del coche es siempre un acierto.
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