27 de abril de 2016

Un mal día de olas. De todo se aprende.


 Estábamos en Cantabria y empezamos a hacer kilómetros en busca de un buen baño.

Llegamos a Mundaka, la ría estaba funcionando perfecta pero no podíamos entrar a surfear. Un campeonato del circuito vasco de surf nos lo impedía.


De perdidos al río, a pesar de que teníamos que volver a Cantabria para dormir, decidimos hacer unos cuantos kilómetros más.

 Siempre te asaltan las dudas, pero aquel día Occy hacía de guía y la realidad es que pocas veces falla.

Seguimos por la nacional, apartamos en un desvio, giramos en otro, luego subimos, bajamos e hicimos un cambio de sentido, Occy parecía conocer el camino a la perfección.

No nos paramos mucho a ver el paisaje, era una contrareloj, la tarde estaba llegando a su fin y el sol caía a una velocidad endiablada, la misma que nosotros llevábamos para llegar con el tiempo suficiente de surfear aquella ola...aunque fuese únicamente durante media hora.

Ya cerca de nuestro objetivo, apareció la ley de Murphy. En uno de los últimos cruces tomamos la dirección equivocada y nos perdimos. Hubo que dar la vuelta, sólo perdimos 20 minutos, pero fueron suficientes para dejarnos fuera de juego.

Lo peor estaba por llegar...conseguimos corregir el rumbo y llegar hasta la ola.

El sol estaba a punto de ponerse, ya no había tiempo para surfear, pero la ola estaba funcionando y tuvimos el tiempo  justo para verla mientras el sol se ponía por completo.

 Era un pico de roca precioso, abriendo de derechas e izquierdas, había un metro y parecía fácil...los surfistas más rezagados estaban en aquel momento saliendo del agua casi a oscuras en un lugar mágico.

Unos acantilados imponenetes y un pequeño pinar al abrigo del viento sur, hacían de aquella ola un sitio realmente especial.

Volvimos hacia Cantabria un poco decepcionados, sin surfear a pesar de haber visto dos olas funcionando a la perfección aquel día. Todo nos había salido mal.

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Lo único bueno fue que el nombre de aquel sitio y las condiciones con las que funcionaba me quedaron grabadas a fuego en la memoria.

Todo aquello sucedió en el invierno del 2012. El tiempo siempre pone a cada uno en su sitio y por suerte este invierno he podido vengarme de aquel lugar y aquella ola.

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El pico era tal cual lo recordaba, con una salida de izquierdas muy fácil y una derecha con final.
 
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24 de abril de 2016

Malpica Longboard Classic. 29 de Abril, es decir, el viernes!!


En Primavera, cuando los días son largos y las tormentas son cálidas,  y el viento del sur trae una brisa fresca que huele a tierra mojada, el pueblo entero se vuelca de lleno esperando el regreso de los más habituales; 


¡ Ven al malpica este año !

11 de abril de 2016

Un domingo en la iglesia.


Los feligreses, venidos de todas partes,  fueron llegando durante la madrugada.

Juntos y con paciencia,  esperaron a los pies de la iglesia la llegada del amanecer.

Era un día señalado. No se trataba de un domingo cualquiera, algunos le llaman Domingo de Pascua.

Los feligreses que aquel día presenciaron el milagro, le llaman Domingo de Resurrección.

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6 de abril de 2016

Cuando una ola se reseca.


Algo que siempe me pasa cuando estoy en la típica ola de roca divertida y la marea empieza a jugar en mi contra. Empieza a bajar, a quitar agua, y las rocas a cada minuto están más cerca de la superficie.

Lo normal sería salirse, pero todos sabemos que no es así. Te lo estás pasando bién y te da rabia desaprovechar las últimas.

Sigues apurando el baño y llega un momento que en cada ola que coges tienes que estar más pendiente del fondo que de la ola.

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Algunas olas ya empiezan a cerrar, pero otras que entran más abiertas siguen siendo aprovechables y sigues a lo tuyo.

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 Seguro que os ha pasado alguna vez. Si os sirve de consuelo yo ya me he hecho amigo de la piedra de tanto tropezar.

El final ya lo sabemos todos. ¡Que aproveite!. Toca comer.
 
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2 de abril de 2016

Eternas.


La primera vez que me puse una sudadera de TSP fue a principios del año 2012.

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Me gusta mucho ir con algo de capucha a la playa por si se levanta el viento o el sol te aplasta. Por ese motivo he seguido usando de forma habitual estas sudaderas.

Tras cuatro años de maltrato con mucho salitre, sol, y demasiadas lavadoras, éste es el resultado:
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Parece que las sudaderas de TSP quieren igualar en durabilidad a mis botas Chiruca.

Foto: 19 años recorriendo la costa y espero que lleguen al 20 aniversario.
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Tengo un gran amigo asturiano que por cosas como éstas me llama "gualtrapas" en vez de "rebelde". 

Si reparar es rebelarse, hacer cosas que duren y cuidarlas creo que también lo es.