Aquel día me animé a tomar alguna fotografía desde el agua, la tranquilidad del canal permitía disfrutar del surf y la fotografía al mismo tiempo.
Decidí quedarme a medio camino y tirar varias fotos.
La marea empezó a subir y cada vez estaba más ordenado. Apreté el disparador en muchas ocasiones, pero la avaricia rompe el saco.
Resulta que de todas las fotos sacadas sólo pude aprovechar la primera de ellas.
Foto: La primera.
Después de aquella primera imagen, al guardar la cámara bajo la solapa del neopreno, la ruedecita que controla la configuración del aparato se movió y todas las fotos restantes salieron con un efecto mágico que resalta los colores y acentúa el contrastre.
El lugar ya es lo suficiente mágico por si sólo y el efecto de las fotografías restantes no le benefició para nada.
Aquel baño resultó especial, no sólo por las olas, sino porque mi viejo tablón también se había comportado de forma diferente.
Armas para el pueblo, perfectamente diseñadas para sacar sonrisas. Fabricadas por
Toma Goma, no hace falta que viajes a California, los tienes en Valdoviño.
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