17 de octubre de 2018

Las que nadie quiere.



Estoy en deuda con ese tipo de olas, las malas, las pequeñas, las fofas, las esquinas y los trozos de ola que quedan sueltos.

Más que un tipo de ola se ha convertido en una forma de surfear que utilizo cuando me apetece estar a mi aire. En el mar, casi siempre.
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Estar ahí abajo tiene la ventaja de coger bastantes olas, eso si, todas “malas”.

Además tendrás el privilegio de ver pasar a todos surfeando por delante de tus narices y de ellos se aprende mucho.

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Surfear las que nadie quiere también tiene muchos inconvenientes, muchísimos. Son más que las ventajas. Pero de ellos hablaremos otro día. 

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