“Es preciso ser honesto con uno mismo, conocer las propias
fuerzas y limitaciones y vivir dentro de sus posibilidades. Cuanto antes
intente una empresa ser lo que no es, cuanto antes trate de tenerlo todo, antes
se hundirá.”
“Había una cosa que no quería cambiar, incluso aunque nos
pusiéramos serios: el trabajo debía de ser algo de lo que poder disfrutar a
diario.”
“Todos deseábamos poder venir a trabajar dispuestos a la
acción y con ganas de subir las escaleras de dos en dos. Necesitábamos estar
rodeados de amigos que pudieran vestirse como quisieran o ir descalzos.”
“Necesitábamos también horarios flexibles para poder ir a
hacer surf cuando las olas fueran buenas, o a esquiar la nieve en polvo después
de una gran nevada, o quedarnos en casa si había que cuidar a un niño enfermo.”
“Necesitábamos borrar los límites entre trabajo, juego y
familia.”
Todas estas frases forman parte de la educación de un
empresario rebelde, Yvon Chouinard, siendo niño se trasladó con su padre y el
resto de su familia al sur de California, con poco dinero en los bolsillos y
apenas sin saber inglés. Escalador, surfista, kayakista, cetrero, pescador y
actualmente un empresario multimillonario.
En 1972-1973, con todos estos principios claros, fundó su
compañía de venta de ropa Patagonia con sede en Ventura, California.
A día de hoy su compañía ha sido todo un éxito y ha demostrado que sus principios funcionan.
A pesar de ello, muchas
de estas ideas en 2020 le parecen descabelladas a muchos empresarios. Es por ello, que todavía tienen
más valor los pensamientos de Chouinard, porque él ya los tenía claros
en 1972 y no quería desviarse de ellos.
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