La carretera que bordea la costa es sinuosa, la lluvia golpea con fuerza el parabrisas y el viento sigue soplando con potencia.
Desvías por un momento la mirada de la carretera hacia el asiento del copiloto donde llevas las tablas que ocupan medio coche y te preguntas ¿Qué hago yo a estas horas por aquí?.
Es un momento de debilidad que te hace dudar. Piensas que lo que haces no es normal, que roza lo enfermizo. Tu cerebro te repite una y otra que vez que hoy era un día para dedicarte a trabajar, a estudiar...en definitiva, tu cabeza se llena de arrepentimientos que duran unos segundos.
Tranquilo, es solo un momento. Pronto recobrarás la lucidez y comenzarás a pensar en sesiones épicas y miles de baños buenos que te has pegado gracias al sacrificio y la fuerza de voluntad que exige la búsqueda.
1 comentario:
Lo que cuesta es lo que merece la pena y gratifica el doble, abrazos mirandeses
jorge
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