Los días siguientes el mar fue bajando de tamaño poco a poco y decidimos subir hasta Le Penon para disfrutar de las playas de arena.
Llegamos por la tarde y el viento estaba cruzado, algo bastante normal a partir del mediodía. A pesar de eso, las olas eran más que aprovechables.
Por poco tamaño que tengan, las orilleras siempre tienen fuerza y dan mucho juego.
Ya habíamos visto la zona con la marea alta y sirvió para hacernos una idea de cual era el sitio bueno.
Al día siguiente tocaba madrugar para ver los picos con viento perfecto y la marea baja. Con esas dos visuales la zona quedaría controlada para el resto de los días.
Pegarse los madrugones en esta zona de la costa es algo básico, a las 7 de la mañana las cosas ya estaban claras.
Primeras horas del día, todas por el sitio.
Madrugones que valen la pena.
Marinolandia, abierto hoy, ofrece diversión y entretenimiento.
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