A pesar de las ganas que tenía de volver a recorrer la costa portuguesa, las predicciones jugaban en nuestra contra y tocaba cambiar de planes otro año más.
Los Intermarché, los E.Leclerc y el Carrefour serían un año más, nuestros mejores aliados.
Tras cruzar la frontera nuestra primera parada fue Biarritz, donde las playas de la ciudad empezaban a desfasarse, así que era el momento de parar y no subir más por la costa francesa.
Si la arena estaba pasada, tocaba recurrir a los picos de piedra de la zona.
Tras afincarnos en el Camping decidimos mientras atardecía dar un paseo por Biarritz, donde nos encontramos a Cris y a Pedro. Ellos ya terminaban su viaje y nos confirmaron que los picos de piedra estaban funcionando.
Una ola que lleva mucha agua, da gusto bajarse esas paredes.
La gente como siempre, esperando la grande. Mi sitio lo tenía claro.
Nunca me canso de decirlo, pero meter una tabla con algo de volumen extra en el maletero del coche es siempre un acierto.
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