Se acercaba la primera borrasca típica del final del verano. A medida que el cielo comenzaba a nublarse el mar iba subiendo de forma progresiva, tocaba volver a refugiarse en la piedra.
A finales del verano de 2012 ya me había coincidido en esa zona una subida de mar y recordaba perfectamente el lugar donde nos refugiamos.
Foto: Año 2012.
Con la ilusión de encontrar aquella bahía tal y como la recordaba nos pusimos en camino.
Al llegar pudimos comprobar que los movimientos del mar siguen dibujando líneas perfectas y erosionando con cariño aquella pequeña pero mágica bahía.
Nos quedaban 4 días de viaje pero decidimos dejar de viajar.
Llego el momento de despedirse, de volver a casa y el refugio seguía allí, como siempre. Sin parar de llamar nuestra atención, diciéndonos hasta la próxima.
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