Al día siguiente desde el Palacio de la Magdalena de Santander teníamos una visión clara del arenal del Sardinero y también del mar que le estaba entrando a Somo.
Tras una rápida visual nos dimos cuenta de que el mar había subido menos de lo que se esperaba, seguramente volvería a estar funcionando Liencres.
Dicen que más vale pájaro en mano que ciento volando pero nuestra intención era avanzar un poco más y continuar por la transcantábrica rumbo al País Vasco.
Llegamos a Sopelana a media mañana, con la marea subiendo y La Salvaje empezaba a ordenarse y a coger forma.
Me salvó la vida haber metido entre mis tablas una grandecita y con volumen, de lo contrario, en esta ola con tanta agua me hubiese comido los mocos.
A última hora de la tarde decidimos poner rumbo hacia Zarautz para pasar allí la noche. El camping ubicado en la colina del monte de Zarautz es una pasada y además te ofrece una visión de la bahía privilegiada.
Foto: Con la mano Patxi, con la mano!!
Ahora sólo quedaba, sentarse y esperar al día siguiente, las series de mar estaban empezando a entrar con fuerza.
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